¿Quienes somos?


 

El nido del cuco es un lugar que existe hace mucho tiempo,

fue el abrigo de personalidades descollantes,

tipos que afinaron la puntería en lo contrario y se hicieron expertos,

polemistas inclaudicables, héroes de batallas desconocidas,

porfiados defensores de causas perdidas.

Los cucos, seres anónimos que a veces tienen nombre,

y disparan palabras que casi siempre aciertan al corazón del futuro,

hace rato que se declararon habitantes del día menos pensado.

Gestaron la Revolución francesa, declararon la Independencia de Estados Unidos,

fueron maestros de Miranda, Bolívar y San Martín.

Estuvieron en la Plaza Roja en octubre del 17, y un 17 de octubre gritaron viva Perón,

caminaron con Fidel y el Che, fueron protagonistas del mayo francés,

hicieron un Cordobazo y desaparecieron en el 77.

Los cucos de hoy no tienen muchos puntos de comparación con los históricos habitantes del nido,

por no decir ninguno.

Son grandes organizadores de asados,

profundos conocedores de bares y pizzerías de capital y el cono urbano,

jugadores de taba y tute cabrero, protagonistas de impúdicos excesos,

profesionales de la amistad, espectadores de casi todos los partidos y recitales,

pasajeros incondicionales del Sarmiento,

incansables bebedores y vendedores de ideas prestadas.

Sin embargo hay una razón por la que estos tipos son los cucos de ahora,

la memoria,

mantener la memoria viva.

Parece que ni ellos lo saben, pero manejan este insumo del alma como nadie,

dicen que prenden fuego los corazones humedecidos por el olvido,

de puro buenos,

de puro justos,

de puro memoriosos.