KURT LEWIN, PICHÓN RIVIERE Y LA PANDEMIA

           El psicólogo de origen alemán y nacionalizado estadounidense Kurt Lewin (1890-1947) desarrolló la llamada “teoría del campo” a partir de diversas influencias: la teoría psicológica gestáltica, el marxismo, la física cuántica, etc. La teoría del campo sostiene que la conducta de una persona debe estudiarse en relación al espacio donde se despliega y no aisladamente. Es decir que no hay, valga la paradoja, conducta individual del individuo sino que sus objetivos, los obstáculos que encuentra para la consecución de los mismos y también aquello que intenta evitar configuran una “actividad concreta” entramada en una relación interdependiente de factores.

La fórmula básica del modelo lewiniano se expresa del siguiente modo: C=f (P,A) donde C es la conducta total de un individuo, siendo esta igual a f que es la función que determina la relación entre las condiciones de la persona (P) y su ambiente (A). Es necesario acentuar que en sus investigaciones y análisis el psicólogo en cuestión no otorga relevancia alguna ni al pasado ni al posible futuro del objeto estudiado. Dicho de otro modo, no importa ni la causa ni la finalidad de un fenómeno sino el conjunto de elementos que en su compleja interacción calculable dan lugar en un espacio y tiempo específico una conducta dada. Contrariamente a lo que postula el sentido común, para abordar un problema no reviste especial interés conocer la supuesta o posible causa del mismo sino su estructura: las relaciones específicas, complejas e incluso contradictorias entre los elementos que conforman una problemática a estudiar y su posible resolución.

No hay realidades aisladas, sino que cada existente tiene su valor en función de cómo se relaciona con otros existentes. Tampoco hay jerarquías entre los elementos de un campo, ya que al no orientarse en la búsqueda de una causa del también llamado “espacio vital” no se piensa en términos de un “padre” de la estructura, de un fenómeno anterior y progenitor de los sucesos, sino en el despliegue de fuerzas y en el interjuego relacional de las mismas. Pichón Riviere, Jaques Lacan y Alfredo Eidelsztein son quizás dentro del ámbito del psicoanálisis, aquellos que mejor interpretaron el carácter subversivo de este autor en el sentido de desechar “la causa padre” de los sucesos, evitando así el efecto oscurantista que puede traer aparejado pensar en una causa eficiente que todo lo explica pero que no se explica a sí misma más que haciendo callar lo que puede cuestionarla.

¿Por qué convoco a este autor? Quizás porque Lewin, como uno de los iniciadores de la psicología social, puede ayudarnos a dar una lectura diferente de la problemática del coronavirus. Pensando en el origen del virus (quién lo creó, su padre) caemos irónicamente en un lugar explicativo estéril. Al contrario, un posible acto potente de lectura podría ser (desde la psicología social) pensar de qué manera y en función de qué intereses políticos este virus puede ser utilizado (y ahora apelo a la condición marxista de Pichón Riviere) a los fines de potenciar el miedo y la inercia de la mayoría de la población con el objetivo de acentuar el dominio económico y de clase mientras nosotros seguimos distraídos elucubrando de qué laboratorio salió el demonio viral o qué pecado cometimos contra el Dios naturaleza que se enojó con nosotros y nos desterró a este infierno pandémico.