LA ALEGRÍA Y EL DESCONCIERTO

EDITORIAL

15 de Agosto de 2019

            Advertidos de que con el diario del lunes cualquiera se la banca, la intuición surgida del análisis de las encuestas  que habíamos descripto la semana pasada, señalaba que el objetivo del gobierno de perder solo por 4 o 5 puntos contenía en su enunciación la posibilidad de perder por más votos. Esa diferencia, sin embargo, no se estimaba en una mayor a 10 puntos, pero, pasadas las 21 horas del domingo y en un recuento de votos que fue escandaloso, ya se informaba off de record, que la diferencia era arrasadora no solo a nivel nacional, sino especialmente en la provincia de Buenos Aires. Tal era el desastre que las urnas vaticinaban al gobierno, que antes de dar algún número, el presidente reconoció la derrota, nos mandó a dormir y a partir de ese momento, de ese justo momento, la experiencia Macrista, basada en una obscena orgía financiera, que hasta los llevo a festejar la emisión de un bono de deuda a 100 años, llegaba a su fin.      

De repente, despertamos en un país menos ajeno; de repente,  despertamos llenos de alegría por un país que nos expulsa un poco menos. El experimento Macrista de construir una nueva hegemonía política capaz de cambiar estructuralmente la correlación de fuerzas sociales existentes,  fracasó rotundamente al calor de una ciudadanía que pudo reconocer sus errores,  que finalmente demostró la máxima de que no se puede mentir a todo el mundo todo el tiempo. Pero como siempre pasa en este país, tierra del realismo mágico, los escenarios que se presentan suelen ser psicodelia pura, realidades que nadie previó y que anulan cualquier análisis previo.

De la alegría de finalmente ver el horizonte y cuando venturosos nos disponíamos a pensar cómo arreglar este desastre, el desconcierto que se apoderó del oficialismo resultó en  un desgobierno del cual tardaron 3 días en salir. Por supuesto, el gobierno no vio venir a ese negro del WhatsApp en forma de votos que le estallo en la cara,  y su primera  reacción  fue de ciencia ficción: Los culpables de la mega devaluación post electoral fue la población, que voto mal y no valoró las transformaciones  gubernamentales. Así es, el lunes  por la tarde veíamos cómo el presidente intentaba extorsionarnos  amenazándonos con más hambre si no lo votábamos en Octubre. Dos días después, al igual que un golpeador, pidió perdón por fajarnos y dice que lo hizo porque nos quiere. Como un violador, se defendió con la excusa de que nosotros lo pusimos así, ¡cómo se nos ocurre ir a votar con esa pollerita a la boleta FF! Como un mafioso, nos amenazó con una propuesta que no podemos rechazar, y como broche le pidió al candidato opositor que se  hiciera cargo del asunto.

Los periodistas que justificaron los despidos, la  represión y  el hambre, rápidamente se dieron vuelta y le empezaron a tomar la fiebre al cadáver con toda clase de críticas que recién ahora descubrieron. No lo vi, no lo investigue, no mi cuenta. Hay que reconocerlo, hay cierta satisfacción en  escuchar pedidos de perdón del periodismo y del presidente al mismo tiempo, porque, y acá esta lo que ya saben y no pueden decir y los llena de temor: Ya nadie les cree.

Se terminó el Macrismo, lo podemos decir, estos chetos se van en diciembre, y cosas nuevas vienen… Pero todavía tenemos urgencias, la urgencia de evitar que este gobierno haga tierra arrasada, se enriquezca brutalmente, deje que se sigan fugando millones y funda el país. Hay que evitarlo porque todos queremos que esto sea el comienzo de algo mejor. Todavía falta, hay que ordenar para que la mudanza no sea un caos y no dejarlos caer en la emoción violenta, pero igual, mientras tanto… vayan sacando las macetas y demás cosas que tienen en la parrilla.