ENEAS O LA ÉPOCA NIHILISTA
2018-09-08 Desactivado Por ElNidoDelCuco.
Por REGINA SIPMAN
Habiendo transcurrido más de cien años desde la muerte de Nietzsche, es importante preguntarnos si vivimos en una época nihilista tal comoietzsche la describió o no. Sin embargo, veremos que para saber si nuestra época lo es, deberemos examinar el significado de la palabra nihilismo en el contexto de la obra nietzscheana. Entender eso nos servirá como el hilo de Ariadna dentro del laberinto de los escritos de Nietzsche y aclarará diversas cuestiones relativas al uso (y mal uso) de este término. Una vez hecha esta aclaración, sostendremos la siguiente tesis: la época en la cual vivimos es una época profundamente nihilista.
La muerte de Nietzsche en el año 1900 marca un hito por demás significativo en la historia del pensamiento. El pensador que se había considerado póstumo (ya había escrito en El Anticristo: “tan sólo el pasado mañana me pertenece”) muere presa de la locura en el nacimiento del siglo XX luego de haber profetizado el carácter profundamente nihilista de los tiempos venideros.
Habiendo transcurrido más de cien años desde la muerte de Nietzsche, es importante preguntarnos si vivimos en una época nihilista tal como Nietzsche la describió o no. Sin embargo, veremos que para saber si nuestra época lo es, deberemos examinar el significado de la palabra nihilismo en el contexto de la obra nietzscheana. Entender eso nos servirá como el hilo de Ariadna dentro del laberinto de los escritos de Nietzsche y aclarará diversas cuestiones relativas al uso (y mal uso) de este término. Una vez hecha esta aclaración, sostendremos la siguiente tesis: la época en la cual vivimos es una época profundamente nihilista.
HACIA UNA COMPRENSIÓN DEL NIHILISMO.
Nihilismo proviene de la palabra latina nihil que significa la nada. Para empezar a comprender qué significa este término debemos comenzar por el final, esto es, buscar entre los escritos que Nietzsche nunca llegó a publicar y que fueron recopilados y publicados póstumamente por su hermana Elizabeth Forster-Nietzsche . Entre dichos escritos falta el fin, falta la respuesta a la pregunta ¿por qué?. ¿Qué significa el nihilismo? Significa que los valores supremos se desvalorizan.
Analicemos esta definición. El concepto central que maneja Nietzsche a la hora de definir el nihilismo es el de la transvaloración de los valores supremos. Dicha transvaloración se produce en el siglo XIX, el cual está marcado por lo que la literatura francesa definió como el mal del siglo: La decadencia. Esta palabra marca el pesimismo y la enfermedad de ese siglo, “el cansancio e impotencia vitales, el debilitamiento de la voluntad”. Asimismo, la decadencia viene acompañada de un hecho a primera vista terrible: la muerte de Dios.
El hecho de que Dios ha muerto es un hecho central en el período maduro y tardío de la obra de Nietzsche. El primer lugar donde aparece publicado este hecho es en La ciencia jovial en un apartado donde un loco corre frenéticamente por un mercado sosteniendo una lámpara y gritando que busca a Dios. ¿Cómo es que ha muerto Dios? Nietzsche responde: “nosotros lo matamos”, y se pregunta:”¿Cómo hemos podido hacerlo? ¿Cómo hemos podido bebernos el mar?… ¿Hacia dónde iremos nosotros? ¿No nos caemos continuamente?… ¿No erramos a través de una nada infinita? ¿No nos roza el soplo del espacio vacío?”.
Pasamos de hablar de la transvaloración de los valores a la muerte de Dios. Esto, que a primera vista puede llamarnos la atención, no es casual; ambos conceptos se relacionan íntimamente. La muerte de Dios significa que el mundo de los valores suprasensibles ha sido aniquilado. Según Nietzsche, basta mirar al mundo para darse cuenta de que el hombre ya no aparece subordinado a los valores defendidos antaño. La base sobre la que descansaba la moral de los hombres (los valores de la moral judeocristiana) ha sido removida. En su lugar, queda el vacío. El hecho de que haya muerto Dios no significa una negación de la experiencia espiritual subjetiva, sino un ataque a las bases morales de la época.
La esencia del nihilismo debe pensarse en términos de la transformación de los valores y la muerte de Dios. Nietzsche concibe dos formas distintas de nihilismo. Podemos experimentar el nihilismo como un “fatigarse y agotarse” de manera tal que, ante la expropiación de los valores tradicionales, no encontremos valores nuevos sobre los cuales apoyarnos. A esta forma de nihilismo se la conoce como “nihilismo pasivo”, una experimentación de sentimientos de debilidad, una profunda sensación de vacío sinsentido.
En oposición a esto, encontramos el “nihilismo activo”. El nihilista activo no se alarma ante la muerte de Dios. Como señala Heidegger, “no es vivido ya como una mera aniquilación y lamentado como una carencia y una pérdida, sino que se lo saluda como una liberación, se lo impulsa como una conquista definitiva y se lo reconoce como un acabamiento”. El hombre es libre para crear sus valores y ponerse nuevas metas indagando acerca de lo que le es más propio. Vemos así que el nihilismo, lejos de ser un concepto cargado de pesimismo y misantropía, se nos revela como aquello a lo que el hombre en tanto hombre debe tender; el conocimiento de sí mismo. Debe hallarse una nueva meta, un nuevo faro que ilumine su existencia y le devuelva un sentido. Debe crearse sus valores en el mundo en el que vive de acuerdo a su medida y no por la creencia en un mundo “más allá”. El hombre, en tanto voluntad de poder, es medida del hombre y de nada más.
Con estas formulaciones, Nietzsche produce un violento ataque contra el edificio de la metafísica de los siglos que lo precedieron hasta Platón. Aquel mundo trascendente que creíamos verdadero resultó ser inexistente. En su lugar, sólo nos queda mirar a la tierra.
DONDE ESTÁ EL PELIGRO, ALLÍ NACE LO QUE SALVA
Esta frase de Holderin sintetiza la visión del mundo que tenía Nietzsche. De la consumación misma del nihilismo, de la negatividad que podemos experimentar ante la muerte del Dios judeocristiano, surge un movimiento contrario: su superación. Definiendo lo que Nietzsche entiende por nihilismo podemos afirmar que la pregunta acerca del carácter nihilista de nuestra época cobra una importancia radical. Nietzsche profetizó: “la historia que narro es la de los próximos dos siglos”.
¿Vivimos en el medio del nihilismo?. Afirmar que la época actual es una época nihilista es algo que no se debe demostrar sino que se debe mostrar. La pobreza cultural, ética, la corrosión de las creencias, el predominio del escepticismo y el relativismo, en suma, el desencanto del mundo, es la marca distintiva de nuestro tiempo. Cuando el edificio de aquello que creíamos verdadero se derrumba delante de nosotros, se quiebra el paradigma, el punto de apoyo que nos permitía construir la realidad dándole forma. La visión nietzscheana puede darnos ojos nuevos para ver el mundo, para reformularnos la pregunta acerca de nuestras creencias más profundas. Nuestra misión es encontrar aquello que nos permita recobrar el sentido.
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