EL CONCIERTO

EL CONCIERTO

      Imagine usted, sólo imagine, le pido ese ejercicio. Es una noche clara, enormes estructuras se dibujan en el horizonte, parecen tubulares. Frente a ellas se adivinan miles de cabezas, tal vez cien mil. El viento sur empieza a soplar desde la garganta de un teclado. Oportunos golpes en algún instrumento de percusión semejan un trueno. La tormenta está lista, explota un relámpago, el viento grita. La naturaleza artificial está dispuesta a demostrarle al hombre lo insignificante que es. Eso no es todo, enormes explosiones con llamaradas rojas presagian el horror, los gritos del coro que se alejan buscando refugio. Es la guerra. Nadie sabe por qué, pero se ha desatado una guerra. La tormenta no amaina y ataca varios frentes, el viento no despeina pero pega en el pecho, las explosiones siguen y el cielo…el cielo se prende fuego. Poderosos motores impulsan estilizadas sombras, la metralla es intensa, los helicópteros jamás perdonan. Es todo al mismo ritmo. La tremenda tormenta danza con la guerra y el hombre mira y muere en la burbuja que propone el artista.

ALEJANDRO BRAILE