LA PSICOHISTORIA

          A Hari Seldon lo conocimos en persona, en el primer capítulo del primer libro de la saga “Fundación” de Isaac Asimov. Había nacido en Helicón, un planeta secundario del Imperio Galáctico, y desde joven mostró un enorme talento para las matemáticas. Pero, fundamentalmente, es recordado por ser el creador de la ciencia psicohistórica, un esquema de trabajo que combina historia, psicología y estadística para predecir el comportamiento de grandes masas de personas.

La idea general reconoce que no se pueden predecir las elecciones de un individuo en particular, pero, si aplicamos el modelo adecuado a grandes grupos humanos, se podría predecir el flujo general de los acontecimientos futuros.

Asimov era químico, y sospechamos que se inspiró en el comportamiento de los gases. Como observadores, nos es virtualmente imposible saber cómo va a moverse una molécula concreta de un gas, sin embargo, sí podemos saber cómo se comportará una masa determinada de gas con un alto nivel de precisión.

La psicohistoria es una ciencia ficticia que contiene una poderosa motivación. Quién comprende la utilidad que podría tener en el mundo real, engendra la esperanza de que la humanidad encuentre un camino viable para sobrevivir a la tendencia natural que tiene el hombre a su propia destrucción.

Siempre, en toda nuestra historia, caímos en la tentación de practicar la predicción, leímos raquíticas tendencias y con más azar que certezas dibujamos escenarios en el futuro. Es necesario reconocer que algunos resonantes aciertos hicieron parpadear a los representantes de las ciencias fácticas y las ciencias formales.

El libro “The Population Bomb”, escrito por Paul Ehrlich y su esposa Anne Ehrlich, fue la consecuencia de una conferencia en la que Paul abordó el tema de la superpoblación en el Commonwealth Club of California.

“La batalla para alimentar a toda la humanidad ha terminado. En la década de 1970, cientos de millones de personas morirán de hambre a pesar de los programas de choque emprendidos ahora. En este momento nada puede evitar un aumento sustancial en la tasa de la mortalidad mundial…”

Así comenzaba este libro en su primera edición, que vendió en el mundo un par de millones de ejemplares. El matrimonio advertía que la población mundial estaba desbordada, y que aun con los esfuerzos que se hicieran para mitigar la situación, la humanidad ya no podría evitar hambrunas, enfermedades, malestares sociales y otras consecuencias negativas producidas por la superpoblación.

No es posible apartar de la ciencia ficción a la psicohistoria, Asimov plantea una predicción que abarca 30.000 años sin desmenuzar el equilibrio socio – tecnológico y la estabilidad del entorno donde se desarrollan los acontecimientos. En la vida real, cuando aparecen nuevas tecnologías, las predicciones pierden su validez. Sin ir muy lejos, el libro de Paul Ehrlich fue rotundamente desmentido por la revolución verde, con la aparición de versiones mejoradas de maíz, trigo y otros granos.

Otros episodios de la humanidad también han atentado contra la lógica del devenir, la pandemia fue uno de ellos. Argentina parecía tener resuelto su futuro, a pesar de contraer una insólita deuda con el FMI, con las reservas de litio, gas, petróleo y cobre, nuestro país podía enfrentar con solvencia lo que viene. Pandemia, guerra, sequía y algunas indecisiones fueron un cóctel poderoso, que, junto a la sombra del sello inconfundible de Cambridge Analytica, asomaron en estos pagos y produjeron el más resonante manejo psicológico del que se tenga memoria.

La primera mirada indica que no hay salida, millones de personas se refugiarán en la nostalgia que produce el peronismo, los más viejos se resignarán a la sentencia del tiempo. Los revolucionarios seguirán esperando el momento y los artistas empezarán a escribir obras en contra de los desposeídos y de los pobres.

ALEJANDRO BRAILE