UN GOBIERNO EN MARCHA ¿AFIRMACIÓN O INTERROGANTE?

       No tuvo buena prensa el IFE, el ATP, la tarjeta alimentar, el plan conectar igualdad, los medicamentos para las personas mayores, PROCREAR, la ley de zona fría, el congelamiento de tarifas, la reconstrucción del sistema de salud, el plan de vacunación más importante de la historia, no hubo una sola tapa de diarios con las Ford Ranger 0KM entregadas a las fuerzas policiales en la Provincia de Buenos Aires.

Los medios no informaron con la misma energía sobre las paritarias libres o la modificación al impuesto a las ganancias, es más, atacaron desde allí el aporte exigido a las grandes fortunas en tiempos excepcionales como el que nos toca aún vivir, también criticaron fuerte a la Ley IVE, producto de una lucha histórica del feminismo.

Muy poco informaron sobre los REPRO, o el Pre Viaje, internet y conectividad como servicio escencial, pero le dieron duro a los viajes de egresados para pibes y pibas que de otra manera no podrían, así con cada una de las medidas que se dispusieron para minimizar las pérdidas y el sufrimiento de la gente. Son profesionales en ocultar lo positivo y resaltar lo negativo.

Así y todo, cuando una vez más algunos sectores auguraban la extinción del peronismo, y vaticinaban una debacle económica, cantos de sirenas repetidos en nuestra historia política, el movimiento nacional y popular se las arregló para llegar aireoso a mitad de su mandato, sorteando nada menos que una pandemia y una derrota electoral.

Es que desde aquel impacto de las PASO las fuerzas políticas que disputan el poder llevaron adelante acciones cuyos efectos modificaron sustancialmente el resultado final de la contienda de medio término y el clima social de los días y meses siguientes. 

Un oficialismo que acabó celebrando que la derrota fue mínima frente al primer cimbronazo, se dio una intensa discusión interna y de cara a la sociedad, iniciada por la vicepresidenta con una carta abierta, invitando a modificar el rumbo de gobierno, cuestión que fue recibida con seriedad y altura por el resto de las agrupaciones que componen la coalición, se ordenaron medidas que avisparon los aires en todos los sectores del estado, cambios en los ministerios, programas sociales, intervención en la cadena de consumo a través del control de precios y otras acciones que denotaron que se escuchó el mensaje de las urnas, luego habrá que analizar si se reaccionó para mejorar la performance o si la postura cambió para quedarse.

La situación convocó a trabajar la unidad de la dirigencia del Frente, invitando a la militancia, sindicatos y movimientos sociales a pausar algunas diferencias para anteponer la gobernabilidad y continuidad de un proyecto, como así también clarificar su dirección, gobernadores, gobernadoras, intendentes e intendentas jugaron un rol fundamental en traccionar ese objetivo.

Mientras tanto, del otro lado de la grieta, la oposición que se mostraba unida al tiempo de las PASO, pareciera haber tomado el camino contrario, comenzó a exponer sus distanciamientos y dirimir sus internas ampliando ambos conceptos, mostrándose como halcones y palomas, más de los primeros que de los segundos, con un expresidente protagonista agitando por cuanto medio de comunicación pasara, una exgobernadora, cuanto menos prepotente, anticipando su ambición presidencial (de la Cámara Baja), cuestión que luego la realidad dejó en el olvido y una exministra de seguridad agrediendo desde cada micrófono que se le abría, sumado a la posterior división de las bancas en el Poder Legislativo, sin dudas la oposición no supo aún capitalizar la victoria que le dieron las urnas.

La composición del poder legislativo se mantuvo en su mayoría con las distribuciones previas a las elecciones, y ahí es donde está el quid de la alegría (tranquilidad) oficial, no se perdieron herramientas imprescindibles para gobernar con cierta estabilidad el tiempo restante del mandato constitucional, pero le faltaba la para más importante, la calle.

El gobierno convocó inmediatamente a una marcha para sellar el inicio de lo que denominó la segunda etapa de la gestión. Sabido es que el peronismo necesita de la expresión y acompañamiento en las calles para sentirse vivo (teléfono para el FMI), y así fue que el 17 de noviembre la Plaza de Mayo y sus alrededores se colmaron para escuchar y ovacionar las palabras de Alberto Fernández y conmemorar el regreso al país de Juan Domingo Perón allá por 1973, hecho que derivó en la mención del Dia de la Militancia.

La misma Plaza se volvió a llenar el 10 de diciembre, esta vez para celebrar el Día de la Democracia en la Argentina y el Dia Internacional de los Derechos Humanos, para escuchar las palabras del Presidente Alberto Fernández, Cristina Fernández de Kirchner, Pepe Mujica y Lula Da Silva.

Se notó que las convocatorias a las similares pero diferentes plazas fueron traccionadas por sectores heterogéneos del mismo frente.

Si se quiere puede decirse que la primera fue más para envalentonar a la figura presidencial y al gobierno y la segunda fue para pensar claramente en qué posturas tomar en razón de las cuestiones que más le interesan a quienes votaron por el Frente de Todos, como hacer para que el crecimiento de la actividad económica se vea reflejado en el poder adquisitivo de la clase trabajadora y cómo plantarse y negociar de cara a un FMI que oportunamente apostó por la reelección de un presidente que se retiró con el mayor empréstito de la historia argentina, condicionando así por años la política económica y social.

La vicepresidenta con la contundencia que la caracteriza instó a realizar grandes acciones para abordar grandes adversidades mientras que el presidente se comprometió de cara a la sociedad a no adoptar en absoluto medidas de ajuste.

Quedan dos años para demostrar si hay capacidad y voluntad para reducir los índices de pobreza y desigualdad, bregar por una distribución más equitativa de la riqueza y posicionarse con firmeza frente al poder real de la Argentina.