EL GASTO MILITAR Y EL HAMBRE MUNDIAL
2021-06-28 Desactivado Por ElNidoDelCuco
Por HEDELBERTO LÓPEZ
La más baja reducción desde la Segunda Guerra Mundial del Producto Interno Bruto (PIB) global ocurrida en 2020 y la continuidad de esa tendencia en 2021 debido a la pandemia de coronavirus, se contrapone a los enormes gastos dedicados a la carrera armamentista que en ese período alcanzaron cifras récord.
El Covid-19 ha puesto en vilo a la economía del orbe al perderse millones de puestos de trabajo, quiebras de empresas y negocios, enormes gastos para atender la salud de los contagiados, caída del comercio y la proliferación de la miseria y la pobreza en gran parte de la población, sobre todo en los países en desarrollo.
Los expertos catalogan la situación de catastrófica a muy pocos países que han salido incólumes ante tamaña enfermedad, que ha demostrado la incapacidad del sistema capitalista neoliberal para enfrentar y proteger a la mayoría de sus poblaciones de los graves efectos del flagelo.
El Instituto Internacional de Finanzas (IIF, por sus siglas en inglés) en un reciente informe indicó que la deuda de hogares, empresas, bancos y gobiernos de todo el planeta sumaba 272 billones de dólares al cierre del tercer trimestre de 2020 y a finales del año llegó a un máximo histórico de 277 billones de dólares, que representan el 365 % del PIB mundial.
Pese a esta gran problemática, el gasto militar continuó incrementándose pues, según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (CEPRI), la crisis generada por la pandemia no ha impedido que el capital colocado en la defensa siga en alza.
Por quinto año consecutivo, afirma, subió hasta los 1,98 billones de dólares, 74000 millones más que en 2019, es decir, un 2,6 % interanual; mientras que el PIB mundial cayó un 4,4 %. El hecho de que el gasto militar aumente en un año de recesión económica significa que la proporción de este tipo de inversiones en el PIB total también creció.
De acuerdo al CEPRI, sólo cinco países ostentan el 62 % del gasto militar: Estados Unidos ascendió a 4,4 % en 2020 hasta los 778000 millones de dólares, o sea, 39 % del total; China 1,9 % en el año para 252000 millones; India, 2,1 % para 72000 millones; Rusia 2,5 % hasta 61700 millones; Reino Unidos, 2,9 %, o sea, 59200 millones.
Con respecto a los países integrantes de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) se elevó a 1,1 billones, lo que representa el 56 % global.
Pero analicemos otros datos, como el del Banco Mundial, que indica que en 2020 cayeron en la pobreza extrema entre 88 y 115 millones más, por lo que las personas que sobreviven con solo 1,98 dólares al día han aumentado entre 703 millones y 729 millones. La tasa de pobreza extrema sería entre 9,1 y 9,4 %, lo cual equivale a un retroceso de tres años, pues se volvió a los niveles que se registraron en 2017.
Durante las décadas de 1970, 1980 y 1990, el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, señaló en múltiples foros internacionales la necesidad de poner coto a los monumentales gastos en que incurrían las naciones más poderosas con el objetivo de mantener la carrera armamentista.
En uno de sus discursos, pronunciado el 12 de octubre de 1979 ante el XXXIV período de sesiones de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Fidel denunció:
“El ruido de las armas, del lenguaje amenazante, de la prepotencia en la escena internacional debe cesar. Basta ya de la ilusión de que los problemas del mundo se puedan resolver con armas nucleares. Las bombas podrán matar a los hambrientos, a los enfermos, a los ignorantes, pero no pueden matar el hambre, las enfermedades, la ignorancia”.
Expertos de Naciones Unidas aseguran que sólo se necesitan 160 dólares por persona al año para minimizar la extrema pobreza. Si se multiplica por los 729 millones que están en esa frágil categoría, la cifra llegaría a 116640 millones de dólares, cantidad suficiente para minimizarla.
Pero la ONU va más lejos al asegurar que se necesitan 1,5 billones para erradicar la pobreza humana para siempre y para que los más necesitados pueden tener a su alcance programas de alimentación, salud y educación.
Aunque la cifra parece grande, la cantidad solo equivale al 1 % del PIB global anual o 23 meses de gasto militar de Estados Unidos. Si en los últimos años la inversión social hubiera crecido en vez de la carrera armamentista, el mundo estaría mejor, con menor desigualdad, más próspero y humano.
Las políticas aplicadas en los últimos tiempos por la anterior administración estadounidense de Donald Trump y, al parecer, continuada por la actual de Joe Biden al impulsar una nueva guerra fría, esta vez contra China y Rusia, indiscutiblemente incrementará mucho más el hambre y la pobreza mundial.
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