100% COLOMBIAN

       La tele en mute descerraja la pandémica imagen de Trump. Los zócalos resaltan lo que ya sabemos: New York, capital del mundo para tantos, es un caos tercermundista. Ese registro fugaz de paso a mi discoteca, alcanza para confirmar por enésima vez todo lo que me repele del Imperio.

“Poné música” se me adelanta mi hija Gaby. Cuando surge ese reclamo, en la casa del melómano disquero, es un orgullo enorme y una satisfacción liberadora. Propicia la pregunta feliz “¿qué querés escuchar?”. La respuesta es segura y urgente: “Fun Lovin´ Criminals”.

Pareciera casual, pero nunca lo es. Enseguida voy a buscar sus discos, y entre ellos, este favorito inoxidable. Simultáneamente, se disparan en mi cabeza conclusiones y analogías. Si Ernesto Castrillón viviera y “los 138 discos que nadie te recomendó” fuera (como él soñaba) una saga, el álbum que voy a revisitar con placer figuraría sin lugar a dudas en alguno de sus volúmenes. Por otro lado, lo que me pasa con este trío neoyorquino no se corre un ápice de la línea argumental que me une a la cultura americana: lo relativamente poco –en relación a otras culturas- que rescato de ella, suele ser aquello que los propios americanos desprecian o ningunean. Y es algo de lo que su mismísima historia oficial da testimonio, pero que no voy a analizar acá.

Y sí, los Fun Lovin´Criminals son más amados en Gran Bretaña, por ejemplo, que en su propio país. Chequeo la discografía en Spotify: 100% Colombian, de 14 temas, tiene 11 con la alarmante etiqueta de contenido “Explicit”. Políticamente incorrectos, estilísticamente híbridos, son sin embargo un gusto adquirido más que un placer culposo. Hay mayor cantidad de ideas y detalles de refinamiento en este álbum, incluídos sus hits (que los tiene) que en toda la música editada de éxito en lo que va de este año infausto. Nunca se van de mambo ni con la duración de los temas, ni con los solos, ni con la aspereza o el romanticismo. Y hasta cuando boludean, no tienen nada de boludos.

Espero con anticipada emoción el que quizás sea el tema que oportunamente me ganó para siempre, y compruebo emocionado que hasta su título tiene hoy una relevancia inesperada: “Todos estamos muy preocupados por vos” (we are all very worried about you). Sonrío al escucharlo. Y bailo. Y cierro los ojos. Y viajo. Y siento la piel de gallina. Y vuelvo a ponerlo. Escucharlo un par de veces más es remediar ahora esa noble preocupación, de la única manera posible.

No sé qué será de ellos hoy. Lo último que se les conoce es una reunión del año pasado, con un disco de reversiones y otras yerbas. Y algún show del 2016 que vi con deleite un par de veces por youtube.

Si se encuentran en New York, sólo les deseo de corazón que estén a salvo de las políticas infames de su desgobierno.

Y esto que es lo último que me queda por confesar acá: yo no soy un tipo fumador, pero… ¡cómo me gustaría fumarme uno con ellos!