Historias del fin del mundo – Parte X
2019-12-17Por EZEQUIEL PERÍN
Para un tuerto ver defectuosamente los cadáveres se reduce a haber visto alterados los factores en el relajo de un baño en pleno invierno.
El cuerpo no es carne, la sangre derramada y el llanto de un pibe a unas cinco cuadras al sur.
Tuvo más nervios en la inspección ocular del fruto tropical que el promedio de los tuertos a su edad.
Una bendición, un sacrificio, un pensamiento.
Es difícil ser feliz en una carrera de doscientos cincuenta metros si la dependencia es maravillosamente egoísta.
Por mi parte, espero que me mires sin querer.
No es suficiente, pero alcanza mientras me agacho a levantar el ojo que se fue por debajo de la mesada de la cocina.
