GOODBYE MACRI

EDITORIAL

24 de Octubre de 2019

            Muy cerca de las elecciones, como para causar un impacto real, el segundo debate presidencial  y la marcha del millón pasó sin pena ni gloria, atraído por la fuerza de gravedad del domingo 27, donde todo parece indicar  que la experiencia Macrista que venía a quedarse 50 años, finalmente se va apenas pasado un mandato.

El debate corrió por las mismas vías del tedio que el primero y sin sorpresas: Espert ratificó que tiene un plan para eliminar la pobreza, que consiste en eliminar a la mitad de la población; Gómez Centurión habla de los derechos del niñe por nacer, Alberto cachetea a Macri que vive en un mundo paralelo, y Del Caño no cumplió su amenaza  de intervenir en la sección de Medio Ambiente recitando un poema dedicado a la madre tierra.

Y en el mundo paralelo donde vive el presidente se realizó la llamada marcha del millón que no estuvo ni cerca de cumplir ese requisito y donde en una especie de alucinación colectiva los fans de la derecha se mantienen engañados pensando que lo van a dar vuelta, que hay gato para rato. Único orador, Macri se mostró como una mezcla del pastor Giménez, el soldado Chámame y Carlitos Bala. Solo le faltó preguntar: que gusto tiene la sal? Ojo, no fue una marcha de la oligarquía, a la verdadera oligarquía no se la ve porque tienen miles de desclasados útiles a los que les dan una especie de membresía ficticia para que voten a favor de sus intereses.

En el medio de todo esto, se prendió fuego Chile. Estalló la niña mimada del neoliberalismo que arrasó con los derechos fundamentales de las personas convirtiendo esos derechos en costosas mercancías solo disponibles para una minoría. El agua, la salud, la educación, la seguridad social, el transporte, la vivienda, la riqueza minera, los bosques, el litoral marino, fueron vorazmente apropiados por los amigos del régimen, durante la dictadura de Pinochet y con renovados ímpetus en la supuesta democracia que le sucedió.

Nada cambió luego de la larga noche pinochetista. Quedó su Constitución, quedó su economía, quedó la imposibilidad de ascenso social, quedó su aparato represivo, y cuando la desigualdad  llegó a su tensión máxima explotó en la cara de la partidocracia dominante, en incurable ceguera y ajena a las condiciones en que sobreviven millones de chilenas y chilenos.

Chile despierta, y a pesar del sufrimiento que atraviesa su pueblo en estos momentos, es la oportunidad que tienen de convertirse en un país en serio y no en un territorio de corporaciones y mano de obra barata. Hay muchas diferencias en el devenir histórico de Chile y en el nuestro. Pinochet se murió riéndose en su casa; Videla, cagando en el baño de una cárcel común. Y sin embargo, nos miramos como si fuera un espejo, porque a pesar de esas diferencias de desarrollo, algo se puede aprender del otro. Por ejemplo el hecho de que una de las primeras cosas que hizo la gente fue prender fuego una sede del diario El Mercurio, propagandistas de la dictadura y sostenedores de este modelo económico. Los grandes medios de acá se la pasan tirando teorías conspirativas sobre aliens, chavistas que estarían copando el continente, al colmo de que cuando los carabineros tiraron balas de goma he hirieron a un movilero de TN este por puro reflejo se acusó a sí mismo de integrar una guerrilla mapuche.

Pero acá se nos viene el 27, finalmente se van, se termina este gobierno, la gran farsa, el acto fallido del poder que no se va y son los responsables de todo esto. Vienen tiempos complicados, de incertidumbre, pero bueno, démonos un respiro, lo peor que les puede pasar a estos tipos es ver un pueblo feliz, seamos felices, por un rato nomás, permitámonos soñar un futuro colectivo.