EL TORNADO MAURI

EDITORIAL

5 de Septiembre de 2019

Con estudiada cara de sorpresa, una mezcla de ojos bien abiertos y rostros compungidos, los periodistas que quieren preguntar repiten como un mantra que la crisis fue un imprevisto que nadie vio venir. “La crisis que no vimos venir y nadie preveía”, titulan, editorializan, ignorando las voces que hace 3 años y medio vienen diciendo que este modelo era insostenible. Por supuesto, no tardan más de 10 minutos en contradecirse cuando en los paneles de invitados alguien con más vergüenza sugiere que la crisis empezó en abril del año pasado, ya que a partir de esa corrida bancaria el gobierno ya no pudo hacer otra cosa que correr de atrás al dólar y a todas las variantes económicas.

Recuerden que en 2018 el peronismo estaba muerto, se venía de una elección de medio término aceptable para el gobierno y estábamos ahí nomás de ver la luz al final del túnel. Es difícil analizar en estos tiempos si el Macrismo tuvo alguna vez un proyecto político que le permitiera seguir en el poder, o si ese proyecto que fracasó no es más que una etapa  y que ellos, tan emprendedores que son, aprenderán de sus errores y volverán algún día mas fortalecidos. Sí, este es un gobierno de memes, que da vergüenza ajena y que si no fuera por Bolsonaro, sería el hazmerreír de América Latina. Pero todo eso no nos debe distraer de lo esencial, tal vez se equivocaron con el candidato, pero el próximo que venga, estará mejor preparado que esta caricatura de presidente que tenemos. 

Y sigue haciendo de las suyas, porque minutos antes del clásico futbolero del domingo, Macri autorizo al Banco Central a restringir la compra de moneda extranjera. Volvió el Cepo (no como otros que no vuelven más), y los comunicadores se perdieron en  circunvalaciones sintácticas para decir que este cepo no es un cepo, parece un cepo pero no es un cepo, sino apenas un cepo. Clarísimo. Además ya había roto otro record al ser la primera vez en la historia que un gobierno defaultea deuda generada por el mismo, tan rápido… por si quedaba alguna duda: va a ser recordado como el peor y el más imperdonable de todos los gobiernos desde el 83 para acá.

 Como legado final, si alguna vez fuimos el granero del mundo, quisieron que fuéramos el supermercado del mundo, pero terminaremos siendo el basurero del mundo, tal vez la metáfora más acabada de lo que piensan sobre nosotros estos chetos que quieren un país para ellos solamente. Hasta le pondrían Chetoslovaquia sino sonara tan comunista el nombre.

En medio de todo este incendio, donde nos debatimos entre la espera del inevitable cambio de gobierno y el hambre que hace imposible la espera, vuelve a arrancar la campaña electoral, y en el oficialismo se discute si cambian su slogan a Juntos por el control de cambio. Agitan a la militancia con el Si, cepo-ede! , o esperan el milagro que no llegará o que en todo caso para ellos será zafar de hacerse cargo del desastre que generaron. Más fácil la tiene la oposición, que lo único que tiene que hacer es mandar a Axel Kicillof a bebotear por el conurbano bonaerense para ganar la provincia con el  100 % de los votos y ya está.

De todas maneras la crisis no está contenida, no paso lo peor y la incertidumbre del periodismo no es otra cosa que el  temor a hablar de cómo se va a profundizar, porque por más panqueques que sean, siguen sosteniendo la idea de que el oficialismo lo puede dar vuelta y siguen agitando el miedo al regreso del populismo  como fuente de todo mal.

Para el gobierno el hambre es un slogan, y no puede ser de otra manera para un gobierno donde todo es un slogan, además de que para ellos el hambre es solo una palabra, algo que no van a experimentar en su vida. Agárrense, porque del 12 de agosto hasta ahora, esto fue solo la subida de la montaña rusa, despacito, preparándote para la bajada. Hasta octubre, esto va a ser frenético.

Argentina, el país donde no hay tornados, pero cada tanto, pasa alguno que arrasa con todo.