LA COLECTORA

EDITORIAL

6 de Junio de 2019

                   A solo 7 días del cierre oficial de las alianzas que competirán en las PASO, propios y extraños apuran conversaciones y conjuran maneras de sumar nombres en esta mesa de arena de la política argentina, que pretende pasar por seria, pero que vista de cerca parece una comedia de enredos a la italiana. Cortado solo y defendiendo a ultranza el look de medias tres cuartos y sandalias, Lavagna lanzo su frente causando una ola de indiferencia que impacto profundamente en la sociedad. Eso sí, convirtió a Alternativa Federal  en un grupo de lectura o a lo sumo en un club de amigos.  

Como una mosca en el vidrio  que no se sabe de qué lado de la ventana está, Massa define si será opositor al gobierno o aliado del gobierno, o en todo caso si será sodomizado por la formula FF en las PASO del peronismo, o si competirá cabeza a cabeza con Urtubey a ver como se reparten los 5 votos que van  a sacar  si es que Alternativa se da vida después de Lavagna.

Lo cierto es que a nadie le interesa mucho lo que vaya a hacer, siendo que todas sus primeras líneas y los intendentes que formaban el Frente Renovador ya están con Fernandez-Fernandez.  Dupla, cabe decirlo, que hoy lidera todas las encuestas, inclusive aquellas que los medios de comunicación oficialistas difunden con pomposos títulos que dicen: “Encuesta encargada por el gobierno lo muestra ganador a Macri”, y cuando uno lee la nota  todos los indicadores le dan abajo… Por supuesto, ya estamos acostumbrados a títulos que dicen algo y notas que lo desmienten, pero así la cosa, nadie en este país se expondría hoy, a pronosticar resultados.

Lo mejor que está haciendo el oficialismo hoy es ocultar el desconcierto y la desesperación que cunde ante lo que se considera la inminencia del colapso.  Nadie explica  por qué la política que más mide en el gobierno, la que mejor imagen tiene y que es una sorpresa inédita en la historia argentina debe inventar un chino electoral para no perder contra uno de La Cámpora.

A menos de 3 meses de eliminar por decreto las listas colectoras, el gobierno quiere decretar que el decreto que decretó hace unos días ahora es un decreto no decretado, mientras otra vez prometen un futuro que son constitutivamente incapaces de proporcionar. Algo que se comprueba en cada dato económico y social. No hay ninguna vía de escape hacia algún tipo de bienestar, el resto, metrobuses inaugurados para que la gente viaje mejor pero que no van a usar porque no tienen trabajo, paseos viales donde no pueden pasar dos camiones juntos, la lucha contra el narcotráfico donde la ministra de seguridad quema plantas de marihuana a las que le faltan semanas para poder ser consumidas… es puro marketing.

Todo muy pintoresco si no fuera porque la mitad de los pibes son pobres, un tercio no come las cuatro comidas diarias, franjas enteras de la población desesperada y sin ningún tipo de contención, que más pronto que tarde salen a la calle a buscar como sea la manera de parar la olla,  hospitales colapsados, escuelas que explotan. Y el mejor producto del capitalismo, el pobre de derecha poniéndose contento porque ahora se puede comprar un auto a 750 lucas y ahorrarse 90. He ahí unas de las  derrotas, la mentalidad individualista, meritócrata, represiva, que anida en el tejido social de un país, que nunca fue, que siempre está por ser, que algún día, y solo encolumnado en un proyecto colectivo, tal vez sea.