LA REVOLUCIÓN SERÁ FEMINISTA O NO SERÁ

     Las estrategias son diversas y cada vez más sutiles, así como nuevas teorías que ponen en duda que el sujeto político del feminismo es la mujer, quitando de foco el eje central. No podemos tampoco negar que algo nos une a nuestros compañeros varones, es por eso que es urgente cuestionar nuestra posición en dicha relación.

 Cientos de veces imaginamos una sociedad sin subordinados, donde cada ser humano pueda gozar en total libertad de su derecho a “ser” sin un sistema de leyes que rijan sus vidas. Quienes creemos que ello puede ser posible nos unimos en lucha. Sin embargo se hace difícil pelear por la igualdad cuando un grupo se encuentra en desventaja respecto del otro.

 “No se nace mujer, se llega a serlo. Ningún destino biológico, psíquico o económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana, es el conjunto de la civilización el que elabora ese producto entre el macho y el castrado al que se califica de femenino”. Así es como da comienzo Simone de Beauvoir un capítulo en su obra “El segundo sexo”, y nada más acertado si tenemos en cuenta que ni varones ni mujeres somos educados de la misma forma desde la infancia, nos son impuestos roles y estereotipos por cumplir de acuerdo al sexo con el que hayamos nacido. Pero el género femenino tiene base en prohibiciones, restricciones, y es una herramienta patriarcal que se usa para oprimir a las mujeres, ya que como podemos observar carece de valor en todas las culturas por igual. Se nos enseña a ser sumisas, a cuidar los modos de comportarnos, a ser obedientes, fuimos formadas para servir al varón y cuidar de sus hijos, han limitado nuestra sexualidad, y toda conducta que exceda los límites será siempre severamente juzgada socialmente.

En consecuencia podemos afirmar que la hembra humana es doblemente oprimida: por un sistema capitalista y también patriarcal, aunque ambos tienen una relación casi directa.  Por otra parte, muy distinta es la educación que se le da al varón. Desde pequeños se los alienta a ser fuertes, decididos, se les abre un universo de posibilidades, se les dice que el mundo es peligroso pero con astucia pueden moverse libremente y conseguir lo que se propongan. Es así que el mundo siempre fue de los hombres y poco cambió.

 La teoría feminista considera lo anteriormente desarrollado en este escrito con el objeto de estudiarlo y transformarlo. No obstante el patriarcado se dispone de artimañas para perpetuar su poder. Para los hombres sigue siendo muy difícil cuestionar sus privilegios porque claramente se resisten a perderlos, tampoco soportan perder protagonismo en las luchas, se sienten excluidos, por esa razón surgieron los “feministos”, los aliados, “la ideología de género” que vino a reducir el ser mujer a un sentimiento y de esta manera negar que toda violencia ejercida sobre la mujer es tan sólo por el hecho de haber nacido hembra. Todos los días nos asesinan, nos golpean tanto física como psicológicamente, miles de niñas son abusadas, vendidas para ser prostitutas o “esposa de un adulto”, sus clítoris extirpados, en ciertos países son ahogadas al nacer, o llevan embarazos producto de vejaciones cuando sus cuerpos aún ni preparados. Y aun así se nos cuestiona, se nos desacredita cuando exponemos que el sujeto político del feminismo dejó de ser la mujer para pasar a ser de “todes”.

 Para terminar reforzamos la idea de que el movimiento feminista es sin dudas una lucha para y por mujeres cuyo fin es terminar con la jerarquía existente entre hombres y mujeres, y eso se logra mediante un cambio cultural radical donde seres humanos iguales podamos convivir y llevar una lucha a la par persiguiendo el mismo sueño.

 ¡La revolución será feminista o no será!