SINIESTRA
2018-08-25.
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Por Lourdes Torres
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siniestra
a dentelladas me extirparé el brazo izquierdo
dormido de muerte, encarnado al torso:
así él me lo ha pedido, negado ya a levantar
vasos, papeles, plumas y a alcanzar toda distancia
que me sea indispensable. en la torsión, el codo
me arranca suplicios, se entierra bajo mi peso en el lecho
exigiendo ser amputado. otrora, la mandíbula
iba por tierra en su descarga. deberá ser notoria
y enorme la ausencia, una boca tiene mucho que ocultar
mas un cuerpo, sin su brazo izquierdo, es una carencia
brutal, un abismo rotundo, una queja perenne.
tres
mastiqué con terror absoluto
semanas de arena entre las muelas
profunda y oscuramente sola
callé, inconsciente estallé
contra el suelo incluso
una vez. no hubo en mí tan enorme mal
como ese cuerpo el mío atravesado
por el error y la vergüenza. someterme
a la unión era pagar con el deseo
por una baratija. tanto cerré los puños
dormida, tanto que una noche
fui absuelta entre las lágrimas
de mi padre desolado y un viaje
en remis sin sirena. ahi está, le lloré
a mi madre señalando la loza.
nunca volvimos a mencionarlo
pero el siguiente amanecer fue
el más bello y luminoso que vimos
mientras fuimos tres.
barón
quisiera dejarte marchar sabiamente
sin someterte a nuestra humana angustia
cierras manso las fauces y los ojos
yo, incapaz de comprender, desespero
te retengo en el dolor de mi egoísmo
te niego la paz entre lágrimas y aprendo
tarde que aguja alguna sostendrá
el hilo de tu vida enorme y leonina
te pienso en los tejados, a la sombra
del murmullo de las hojas reluces
dormido, y así te atesoro en el adiós
