LA LOCURA DE LA BRUJERÍA
2018-08-21 Desactivado Por ElNidoDelCucoEl sistema de caza de brujas ideado por Institor y Sprenger en el siglo XV, fue aprobado por Inocencio VIII. Reformadores como Lutero y Calvino apoyaban la cacería de brujas y condenaban los movimientos mesiánicos. No hay datos certeros de que las brujas en sus aquelarres condenaran el lujo de la Iglesia o la propiedad privada. Pero el sistema de cazas de brujas quebraba el tejido social, ya que una mujer, una vez acusada de brujería sólo podía reconocer la acusación y declararse culpable para aliviar el tormento e ir a una muerte rápida. Esto producía el resquemor, el miedo y la dispersión de los pobres que evitaba la unidad y la organización para los levantamientos campesinos y brindaba la excusa perfecta para echar culpas de una mala cosecha o mortandad de animales que sumía más en la miseria a los campesinos a la bruja y dejar indemne al noble o latifundista.
Por Abel Correa
Como otros historiadores, Marvin Harris establece una relación entre la persecución de la brujería, la reforma protestante y los movimientos militares mesiánicos de los Siglos XIII al XVII que la precedieron. Estos movimientos se dirigían contra el monopolio de la riqueza y el poder que detentaban las clases dominantes. Desde el abad Joaquín de Fiore hasta el noble Federico II (1194 – 1250), el primer teórico mesiánico que proponía tres etapas para pasar del mundo del sufrimiento al mundo del espíritu, que sería el Sabbath, día de descanso donde no habría necesidad de riqueza o propiedad, trabajo y en el cual las instituciones como el estado o la iglesia serían destruídas dando paso a una comunidad de hombres libres y perfectos. Federico se enfrentaba al papado y prohibía el matrimonio, bautismos, confesión y otros sacramentos a partir de un entredicho con aquella institución, pero el ala fanática de las órdenes pobres como los franciscanos consideraban al emperador como el que limpiaría la iglesia de lujos y riquezas; los seguidores de Joaquín lo consideraban un salvador. Cientos de años más tarde serían quemados algunos seguidores de Federico. Movimientos de flagelantes, husitas, taboristas, anabaptistas, se levantarán y predicarán contra la iglesia y sus sacerdotes, pero es de destacar entre estos levantamientos los protagonizados por Tomas Muntzer, al principio discípulo de Lutero y que quedaría enfrentados a él en la rebelión campesina de 1525, cuando el creador de la 95 tesis publicara un panfleto contra las bandas ladronas y asesinas de campesinos y Muntzer le replicara que las gentes que apoyaran al reformador eran igualmente “ladrones que utilizaban la ley para prohibir a otros también robar”. Lutero creía que la predicación era la manera de realizar el Reino de Dios y condenaba el levantamiento armado y esto le sentaba mejor a la nobleza alemana. El movimiento radical de Muntzer fue exterminado y él fue torturado y decapitado. El movimiento mesiánico tuvo su lugar en la guerra civil inglesa en el siglo XVII y se alineó junto a Oliver Cronwell. Estos radicales de la revolución inglesa proponían la llegada de una comunidad de los cavadores (diggers) en la que no habría propiedad privada, ni diferencias de clase, ni coerción alguna.
El sistema de caza de brujas ideado por Institor y Sprenger (ambos de la orden dominica alemana) en el siglo XV, fue aprobado por Inocencio VIII (Papa n° 213 de la Iglesia Católica) en un momento en que Europa rebosaba de movimientos mesiánicos y profecías de una nueva edad o segunda llegada de Cristo. También hay que decir que reformadores como Lutero y Calvino apoyaban la cacería de brujas y condenaban los movimientos mesiánicos. No hay datos certeros de que las brujas en sus aquelarres condenaran el lujo de la Iglesia o la propiedad privada, quizás solo eran comadronas que apelaban a ungüentos alucinógenos como cualquier chamán para aliviar dolores, asistir partos, etc. Pero el sistema de cazas de brujas quebraba el tejido social, ya que una mujer, una vez acusada de brujería sólo podía reconocer la acusación y declararse culpable para aliviar el tormento e ir a una muerte rápida e inevitable, pero al mismo tiempo delatar a una o más cómplices de brujería. Esto producía el resquemor, el miedo y la dispersión de los pobres que evitaba la unidad y la organización para los levantamientos campesinos y brindaba la excusa perfecta para echar culpas de una mala cosecha o mortandad de animales que sumía más en la miseria a los campesinos a la bruja y dejar indemne al noble o latifundista.
Esto es apenas un poquito de lo que extraje del libro “Vacas, cerdos, guerras y brujas” de Mervin Harris, antropólogo cultural, nacido en Brooklin el 25/08/1927 y fallecido el 25/10/2001 en Florida EEUU. Primera edición 1980, del capítulo que hace referencia a la brujería.
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