EDITORIAL. Número 1

VOLVER AL BARRIO

           Empieza el mundial, el dólar se disparó, se vota la legalización del aborto, camioneros y docentes van al paro, la CGT delibera si las condiciones están dadas para una huelga general…

En ese contexto, (Coyuntura le dicen), salimos a plantear una mirada desde las invisibles páginas de una revista digital, una mirada con desmedidas ambiciones, injustificadas. Una mirada que tiene como único destino el fracaso, que parte desde el incómodo lugar que le asigna la clase media para hablar de las calamidades que viven los desprotegidos, los indigentes, los nadie, que jamás nos van a leer.

Los queremos poner en antecedentes; somos defensores de la escuela pública, pero nuestro entorno manda a sus hijos a la escuela privada, creemos en la salud pública, pero en nuestra billetera asoma el carnet de OSDE. Discurso confuso, propio de estos tiempos. Un nuevo tiempo, que genera preguntas, propuestas, protesta. Tiempos donde los garcas juegan a la ruleta rusa poniendo el revólver en nuestra cabeza, tiempos de timberos de la peor calaña, que juegan con la guita de otro. Desde la tranquilidad que nos proporciona comer y bañarnos con agua caliente todos los días te vamos a preguntar: ¿cómo fue que llegamos a esto?, ¿de dónde venís?, ¿a dónde vas?…

Somos militantes de la alegría, por eso vamos a perseguir la injusticia. Sin embargo, advertimos que somos permeables a tentaciones irresistibles que se pueden interpretar como actos traicioneros. Nos gusta la gaseosa del norte, la música inglesa y la ropa de marca. Pero lo que más nos gusta es hablar de nosotros, de nuestros viejos y nuestra gente. Con los ojos puestos en el futuro y el corazón en la nostalgia, ese lugar al que recurrimos cuando estamos solos, cuando estamos tristes, cuando estamos grandes.

Pasa que la memoria nos lleva a nuestros recuerdos más gratos, y los volvemos a vivir con la mirada fija en otros tiempos, eso, eso es la nostalgia… nosotros en otro tiempo. La mayoría de los recuerdos tienen un mismo lugar, los mismos personajes, el mismo sol, el mismo patio. Tiempos aciagos para producir recuerdos gratos.

El Nido del Cuco propone, modestamente, volver al barrio, ese lugar que siempre nos cobija, ese lugar que es una cooperativa clandestina. Ya sé, no me digas, tenés razón, no es lo mismo. No hay serenatas ni postigos que se abren, ni patios con fiestas familiares, ni calles que se cortan para bailar, ni corsos con alegría. Es cierto, casi todo se ha esfumado, el amor ya no está en los zaguanes, ni la vecina barriendo la vereda, tampoco está el bar, la feria y el quinielero.

En el Nido del Cuco tenemos una obsesión, generar recuerdos gratos, y todos los días desde las páginas de esta propuesta virtual te vamos a preguntar: ¿Cuándo recibiste o escribiste tú última carta de amor? ¿Dónde está la barra de la esquina? ¿Por qué el Club no organizo más bailes? ¿Cuándo murió la serenata? ¿Qué le paso a mi barrio? ¿Cuándo desapareció el campito? ¿Cuándo dejamos de soñar?… Como con la nostalgia no alcanza, no vamos a dejar de tener memoria, la otra, esa que te recuerda quiénes somos y de qué lado estamos.

Quién sabe, en una de esas podemos… torcer la historia. En una de esas podemos encontrarnos y charlar de cualquier cosa, tomar un vino, abrazarnos en el reencuentro, emocionarnos con una canción. Quien te dice, en una de esas, hasta podemos ser felices.